El horizonte que ve el viajero es una ilusión. Se mueve cada vez que nos acercamos y cada caminante ve un horizonte diferente de acuerdo al camino que toma. Algunos piensan que la vida es como un viaje que transita desde el nacimiento hasta la muerte. La antigua filosofía cantada en los Vedas considera que esta idea es también una ilusión.
El agua que corre en el río se compara a veces con la vida porque ella ha salido del mar y esta intentando volver al mar. Durante su viaje, el agua se ha convertido en vapor, luego nube, lluvia, nieve, y tal vez hielo, para finalmente correr como río hacia su origen. Pero esto es una ilusión, la molécula de agua nunca ha dejado de ser agua, no importa el estado en que la veamos. Viajar y alcanzar la meta no altera su identidad. Siempre es agua. La conciencia en el hombre parece sufrir transformaciones en la vida pero todas ellas surgen de la ignorancia de la verdadera y permanente identidad.