La idea de la existencia de un dios cualquiera es nacida de la cultura y de la interpretación tribal de los fenómenos naturales inexplicados del medio ambiente hostil. De la interacción con el medio, se crean creencias que terminan en la formación de las religiones. Reconozco que el ser humano es espiritual por naturaleza, pero que ha sido secuestrado emocionalmente por la oferta religiosa. En EL AXIOMA ETERNO, pretendo mostrar que no es anticientífico la postulación de un dios, pero que se destruye asimismo por las definiciones que se dan del mismo. La religión es un mecanismo de supervivencia que se proyecta, a través de la inteligencia emocional, trascendiendo la supervivencia biológica de las especies. La existencia de dios no es demostrable racionalmente, pero debe traer los frutos que se exigen de un axioma, como sucede en las ciencias naturales y matemáticas. Con ejemplos, ilustraré los paralelos y los peligros que conducen las conductas humanas a la destrucción de dios. El lector debe estar dispuesto a desafiar sus propias creencias y pensar que su dios puede ser una fantasía de su mente, o asumir la responsabilidad de su crecimiento espiritual. La religión es un arma de control y ejercicio de poder que puede terminar en tragedias, que pueden superarse a través del proceso educativo. El conocimiento de la naturaleza nos ayuda a alcanzar un nivel de espiritualidad propio, que puede armonizar con nuestras necesidades emocional propias, en forma más racional. Una existencia, si se quiere llamar así, puede tener lugar en nuestra vida, pero cuidado, porque la podemos destruir de la misma forma, como un castillo de naipes por la acción de nuestro aliento propio.