Para los pueblos originarios las personas, los animales y las plantas generan una unión con el contexto que los rodea. Los seres como la Pacha Mama, la luna y el sol, el río y el monte, provienen desde la creación mítica de sus pueblos.
El río baja desde allá, siempre desde lejos. Puede traer o llevar, descender o repuntar, y tercamente cada gota de agua que baña una orilla, la abandona definitivamente para siempre.
El antropólogo John Palmer en el prólogo dice: "El nuevo volumen de poemas de Lemos,
Gotas con filo
(últimamente declarado de interés cultural por la Municipalidad de Tigre), demuestra una evidente continuidad con su obra anterior en cuanto abre un abanico de "sentipensares". Se trata de reflexiones íntimas - expresadas con total ingenuidad, sin amargura ni patetismo - donde el poeta describe su vivencia de la condición de "náufrago", varado en la costa de un mundo desprovisto de visibilidad.[2] Partiendo del desborde inicial - captado en su retrato de la operación fulminante de la génesis poética (Llega la poesía) - el "náufrago" se mantiene en la veta luminosa descubierta en la colección anterior. Varios de los poemas son cánticos de amor y otros tantos son homenajes a personas que le hayan tocado el corazón. En su conjunto, la colección es una suerte de romance de visionario en el que el poeta, con sus ojos apagados, evoca la belleza de su entorno. Con una precisión descriptiva que iguala la del pincel de un artista impresionista, hace ver lo imperceptible y pone en palabras lo inefable"