Mi adulta juventud dibuja la figura de un hombre mayor de 50 años que, en lugar de sucumbir al fracaso, a la vida que ha decidido ponerle a prueba, modifica la fuerza de este vector invirtiendo su curso. Crea un blog para poder hablar, comprender, prestar ayuda, pero sobre todo crea un hombre nuevo, capaz de utilizar el pasado no como un lamento sino como una fuerza vital. Observador agudo, conocedor de culturas diferentes no necesariamente escritas sobre el papel, sino a veces a los ojos de amigos y conocidos de diversas nacionalidades, traza un esquema capaz de mostrar las igualdades, las diferencias, las evoluciones y las involuciones, de un periodo histórico reciente pero caracterizado por enormes cambios.