Imagínate un mundo sin culpa. Nadie es culpable de que no te guste tu trabajo. Tú no eres culpable de aquella decisión que tomaste y que hizo fracasar tu negocio, simplemente era la mejor decisión que sabías con la información que tenías en ese momento. Tampoco hay culpa en ese abandono a los 18 años del amor de tu vida. Imagínate un mundo sin reproches a tus padres... Ese mundo es posible y espero que este libro te ayude a ser parte de él. Sin embargo, ese mundo todavía no es real. Todavía tenemos un ego que nos invita a que señalicemos culpables fuera de nosotros, o incluso señalándonos a nosotros mismos como merecedores de algún castigo. Esto ocurre porque el ego juega constantemente a que tú te veas perfecto y veas defectos en los demás para, al cabo de un rato, terminar viendo en ti esos mismos fallos. Nos deja pensar que somos los mejores en algo y, al mismo tiempo, nos enseña todo lo que no funciona dentro de nosotros. A lo largo de este libro vas a ver cómo fabricas la culpa y cómo la echas fuera, lanzándola contra los demás como pequeñas espinas que en realidad te pertenecen sólo a ti. Vas a aprender a identificar las carencias personales que te afectan y cómo asumir la culpa que tienes sobre ellas, para posteriormente descubrir el modo de deshacerte de ella. La culpa es la negación del cambio: crees que la gente no te va a querer porque no eres perfecto, y sin embargo no haces nada por cambiarlo ya que consideras que la culpa de tus fallos la tiene, la mala suerte, Dios, tus padres, tu expareja, las circunstancias en las que vives... Siempre tienes una disculpa para tus errores, siempre buscas la culpa más allá de ti mismo hasta que, al final, te olvidas de que tú eres el principal protagonista de tu vida. El que firmaste la hoja de admisión en la facultad de derecho fuiste tú. Qué fácil te fue volcar la responsabilidad de la elección sobre tu padre para ahora, cuando no ha salido bien, culparle.