El café te beneficia en más de un sentido. Un par de tazas de café al día también pueden ayudarte a controlar tu peso, reducir las posibilidades de sufrir depresión y diabetes tipo 2 y prolongar tu vida. Solo tenga en cuenta que si está embarazada o amamantando, los expertos recomiendan evitar la cafeína. El café es una bebida popular conocida por agudizar la concentración y aumentar la vitalidad. Para ser honesto, muchas personas confían en su taza de café de la mañana para comenzar bien el día. El café se ha asociado con numerosos beneficios potenciales para la salud además de sus efectos estimulantes, lo que es una razón más para empezar a prepararlo. De hecho, una investigación descubrió que un riesgo un 15% menor de enfermedad cardíaca se asociaba con el consumo de tres a cinco tazas de café al día. Beber de tres a cuatro tazas de café al día se relacionó con una reducción del 21 % en el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, según otro análisis de 21 estudios. Además, un estudio que incluyó a más de 21.000 participantes descubrió una correlación sustancial entre una mayor ingesta de café y un menor riesgo de insuficiencia cardíaca. Pero tenga en cuenta que la cafeína puede afectar la presión arterial. En consecuencia, puede ser necesario que las personas con presión arterial no controlada reduzcan o moderen su consumo de cafeína. Los diversos componentes del café se unen para crear una bebida que es más que la suma de sus partes. Aunque la cantidad y la forma de consumir café afectan sus beneficios para la salud, existen varias formas en que una taza de café puede mejorar su cuerpo. La cafeína puede causar nerviosismo o ansiedad en determinadas personas. Además, consumir cantidades excesivas de café durante el día puede alterar el sueño, especialmente si lo consumes por la noche. La presión arterial es otro efecto del café. La cantidad que bebas y tu composición genética determinarán si lo haces o no. Las personas están genéticamente predispuestas a ser metabolizadores rápidos o lentos de la cafeína, e incluso en dosis modestas, los metabolizadores lentos pueden tener consecuencias adversas, incluido un aumento de la presión arterial.