Mi nombre es Edita la poderosa, hija de ángeles que por decisiones que tomaron en el pasado, se encuentran viviendo en el plano terrenal. En mi nacimiento fui herida por el puñal del arcángel Miguel, al igual que mi madre, Elizabeth, que por cierto fue ella quién me enseñó la gran mayoría de las cosas que sé; por esto y un cúmulo de vicisitudes que ni estoy bien enterada, formo parte de una de las razas más letales que han caminado sobre la tierra. Mi existencia se basa en avanzar día a día eliminando toda la maldad que pueda sobre el plano terrenal... mi vida se resume a eso, y a estar cerca de uno de los ángeles más poderosos del plano celestial... ¡Sí! El arcángel Miguel... Sí, ese mismo que me hirió con su filoso puñal cuando solo tenía unos minutos de nacida; y como les explicaba, a decir verdad es el único hombre que se me acerca desde hace muchos años. En realidad no hay cabida para el romance en mi vida, aunque ya me siento preparada para tenerlo, lástima que siempre debo estar trabajando para los humanos, una raza que en la mayoría del tiempo tienden a ser más desagradables que los mismos inmortales que me toca aniquilar a diario; pero el creador es compasivo con ellos y yo soy experta cumpliendo órdenes, tampoco es que se me permita preguntar mucho. En fin... hay algo que está creciendo dentro de mí, algo poderoso, y creo que son unas ganas inmensas de ser amada, aunque como cualquier otra mujer tengo miedo de ser lastimada en el intento... y sé que eso es lo más probable que ocurra; igual me voy arriesgar, mientras no me asesine algún inmortal al que me envíen a eliminar... ahhh esto no es fácil y jamás lo será; mientras que el sistema alrededor de mi hermana y de mí continúe así: siempre ocultándonos cosas, eternamente obviándonos verdades. Se vienen días distintos, solo espero estar preparada y no sucumbir cuando ocurra todo aquello que presiento.