Los relatos de este libro, les llevarán desde New York y el París de los 80 a una playa del Caribe y desde Jerusalem hasta un barrio habanero. Los poemas les harán pensar y amar. Cuando viajamos, no solo viaja el cuerpo, que se puede cansar, sino también el alma, que no paga pasaje y disfruta más el camino recorrido, especialmente si tenemos a mano un libro que nos inspire y conforte. Viajamos con nuestros sueños y espectativas que casi siempre se cumplen, junto con algunas frustraciones que encontramos en el camino, pero que se hacen más leves, si estamos acompañados de lectura amena y mejor aún, si algún mensaje de esas lecturas, continúa con nosotros de regreso a casa. Una lectura amena es el mejor compañero de viaje.