©Daniel Zambrano, ©Felipe Sierra, ©Diana Alejandra Ascanio Ascanio, ©Axana Katerina Jaramillo Ávila, ©J. Azeem Amezcua, ©Jeferson Harley Torres Rincón, ©Andrés José Ballesteros Mendoza, ©María José Restrepo V., ©Valentina Muñoz Campos, ©Emerson Andrey López Ramírez, ©Fabian Fajardo Escobar, ©Juliana Garay Arango, ©Yarelys Peñate, ©Germán Alejandro Higuera Burgos, ©Pedro Pablo Baquero Duarte, ©Sebastián Hernández, ©Laura Camila Oñate Gantivar, ©Paola Milena Ursola Carreño, ©Isabel Cristina Vargas Gómez, ©Karen Dayana Espejo Mercado, ©Juan Manuel Monsalve Arboleda, ©María Alejandra Arias Valdiri, ©Helym Tatiana González Caviedes, ©Gustavo Combariza, ©Carolina Ochoa Restrepo, ©Gus Espinosa, ©Beatriz Carreño Tamayo y ©Yesenia Ester Trejo Orozco. Es casi seguro sentir soledad en los campos, en las casas deshabitadas, en los parajes solitarios, también en las tardes de los domingos, sin embargo, la soledad puede estar en lugares insospechados, en la sordidez de las ciudades, en recintos llenos de personas, en el bullicio de las calles; a la vuelta de la esquina la soledad puede atacar. Nadie se salva de su compañía, a veces benévola y sanadora, a veces pesada y mordaz. Hay tantas soledades como seres humanos en la tierra, y tal vez muchas más. Bienvenido a estos mundos interiores que a veces buscamos ocultar.