De los cajones de un escritorio endemoniado surgen multitud de personajes: Virreyes asesinos, familiares del protagonista, víctimas y también homicidas, fantasmas y el mismo diablo. Se trata de otro libro de HEMOFICCIÓN escrito por Juan Trigos. Se trata del maniático hombre de la bacinica. Chaparro. Tonto. Nadie habría imaginado que ser tan insignificante fuese la crueldad misma: mata porque quiere alcanzar trascendencia. Desea volver a la tierra en calidad de espectro a continuar su labor asesina. Si no hubiera sido por el diario que dejó el hombre de la bacinica en el cuartito de la vecindad donde se colgó, como Jack el destripador, este multiasesino habría sido completamente desconocido. Según consta en las páginas escritas por él, pactó con el diablo imitando al espectro don Juan Manuel, su héroe, quien sale cada noche a las once en punto y pregunta la hora al primer viandante para responder antes de apuñalarlo: Dichoso vusarcé que sabe la hora en que muere. También emerge de los cajones de conciencia cierto taxidermista que destripa a su Mariana y se soterra en casa de don Juan Manuel a ser corneado en la escalera por el toro Juanelo.