Capaz no soy el indicado para hablar de las heridas, pero, aunque me queden muchas por hablar, tocar y enfrentar aquí están mis sentimientos, vivencias y heridas más profundas, unas las he cicatrizado otras no tanto. Creo que todos en algún momento necesitamos pasar por distintas etapas que se dividen en cuatro: romperse, cicatrizar, soñar y vivir. Romperse porque todos en algún punto nos hemos hecho añicos, sin nadie que pueda reconstruir nuestros pedazos, nadie que nos diga que todo va a estar bien cuando nuestras lágrimas deciden salir porque nuestro cuerpo ya no aguanta más. Cicatrizar porque, aunque es una transición que toma tiempo, podemos ser capaces de poner una venda en nuestro propio corazón cuando pareciera que dejará de latir. Soñar porque incluso cuando nuestros sueños estaban totalmente olvidados, cicatrizar y enfrentar nos permite avanzar a lo que un día fue un sueño que anhelábamos profundamente. Y vivir porque una vez logremos ver más allá de las heridas, tocándolas, enfrentándolas, superándolas y sabiendo que no somos nuestras heridas sino como las sobrepasamos es que podremos lograr ver más allá de ellas para poder vivir libremente.